En el año 1885, la Bristol Carriage Company construyó la primera caravana de ocio del mundo para el Dr. W. Gordon-Stables. Esta maravilla sobre ruedas, bautizada como “the Wanderer” (el Vagabundo), recorrió las carreteras de Gran Bretaña mientras el doctor escribía su famoso libro “The Gentleman Gypsy”. Con un diseño de 5,49 metros de longitud, esta caravana era remolcada por nobles caballos.
El impacto de esta primera caravana fue tan significativo que muchas personas se inspiraron en ella. Esto llevó a la creación del primer Club Caravanista Británico en 1907, con el Dr. Gordon como presidente y 11 socios apasionados. Las caravanas tiradas por caballos se volvieron muy populares hasta la Primera Guerra Mundial, cuando todos los caballos fueron requisados para el frente.
En los carromatos-caravana tirados por caballos, la cocina solía ubicarse en la parte exterior. Sin embargo, tras la guerra, se produjo un cambio revolucionario. En 1919, la empresa Eccles lanzó la primera caravana diseñada para ser remolcada por automóviles. Aunque inicialmente era un lujo reservado a la clase alta, marcó el comienzo de una nueva era en la historia de las caravanas de ocio.
A partir de los años 30, las caravanas se popularizaron rápidamente en Europa, especialmente en Alemania, Holanda y Gran Bretaña. Sin embargo, el estallido de la Segunda Guerra Mundial supuso un parón en su uso. Fue a partir de los años 50 que las caravanas volvieron a ganar popularidad.
En los Estados Unidos, durante los prósperos años 20, el uso de las caravanas se hizo cada vez más común junto con el crecimiento de la industria automotriz. Sin embargo, la Gran Depresión de los años 30 hizo que vivir en una caravana fuera la única opción asequible para muchas personas. Surgieron así los primeros parques de caravanas permanentes en las afueras de las ciudades.
España también se unió a esta emergente industria en los años 60, con la creación de las primeras fábricas de remolques-tienda y caravanas. Marcas como Moncayo en Zaragoza y Catusa en Pontevedra se sumaron a la escena, seguidas de otras como Benimar en Castellón y Roller en Barcelona en los años 70.
Así es como las caravanas de ocio han evolucionado a lo largo de los años, desde las primeras aventuras tiradas por caballos hasta los modernos y confortables hogares sobre ruedas que conocemos hoy en día. Atrás quedaron los días en que solo unos pocos privilegiados podían disfrutar de esta forma de viajar. Ahora, las caravanas ofrecen la libertad y la emoción de explorar nuevos horizontes a personas de todas las procedencias.
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